Salir de aquello que sentimos como una zona de seguridad y confort nunca ha sido fácil; sin embargo, si ya estás decidido, y lo que quieres es emprender tu propio negocio; aquí te contamos de algunos aspectos importantes que siempre debes tener en cuenta a la hora de planificar y poner en marcha tu propio proyecto:
1. Conoce tus fortalezas:
Siempre que quieras arrancar con un nuevo proyecto; recuerda que, en esencia, y en principio; tú serás el principal impulsor de ese sueño, así que debes conocer muy bien cuáles son tus principales fortalezas; en qué podrías aportar más al negocio, y por dónde deberías empezar a colocar las piezas.
2. Identifica necesidades existentes, o bien; crea necesidades nuevas:
Si aún no estás seguro de en qué vas a invertir, qué bienes o servicios vas a vender; es muy importante que identifiques una idea de negocio (idealmente, que guarde afinidad con tus fortalezas), pues ahí ya tendrás una buena parte del terreno ganado.
Invertir dinero en un campo que es totalmente desconocido para ti, no es la mejor de las opciones; pues existe una curva de aprendizaje que te puede costar mucho dinero.
3. Empieza con lo básico:
No inviertas de entrada grandes sumas; no es saludable involucrar todo tu capital en un negocio que apenas empieza a surgir, y mucho menos, si no tiene mucha afinidad con tus grandes fortalezas (si no estás en tu área de expertis; los tiempos de retorno y los riesgos que asumes, suelen ser un poco más altos); así que, necesitarás contar siempre con un respaldo para situaciones de emergencia que te ayuden a amortiguar y aguantar esas primeras etapas del negocio.
4. Diseña un plan de negocios y establece un presupuesto:
Enfócate en diseñar un plan de acción a seguir, las personas que debes involucrar, el presupuesto del que dispones en ese momento, y el presupuesto que realmente vas a necesitar para llevar a cabo tu plan. No olvides examinar muy en detalle las fortalezas y debilidades de tu equipo, de tus posibles competidores, y analizar a tu público objetivo.
5. Procura asumir solo riesgos calculados:
Aunque no siempre podrás tener control de todas las situaciones (de hecho; la mayor parte del entorno de los negocios, son factores que escapan de tu control); es importante que aquello sobre lo cual sí puedes ejercer algún tipo de control, siempre lo asumas calculando el riesgo que implica para tu negocio. No asumas riesgos innecesarios; especialmente, cuando aún no cuentas con la plataforma para mitigar el impacto.
6. Mentalidad positiva y perseverancia:
Los comienzos generalmente no son fáciles; así que nunca asumas un “fracaso” como el final de tu proyecto. La curva de aprendizaje de los negocios puede ser corta y poco lesiva, o larga y agresiva. Esto para los emprendedores puede causar mucha frustración y desilusión, al punto de llevarlos a renunciar a su proyecto, y a hacer realidad ese sueño.
Los “fracasos” pueden transformarse en experiencias positivas de crecimiento, desarrollo de habilidades, detección de oportunidades y transformación de debilidades, en grandes fortalezas.
Si tienes que reinventarte; hazlo. Los “fracasos” suelen darte muchas herramientas para hacerlo.
Revisa necesidades de financiamiento, y posibles fuentes de acceso a capital.